Camina por el planeta y recoge su terrible cosecha. Encarna todos los miedos de la humanidad y las peores expectativas. A ella se le dedican canciones, se hacen películas sobre ella. Fue su sudadera con capucha negra y su trenza afilada lo que se convirtió en la comidilla de la ciudad.
Sin embargo, no está del todo claro de dónde proviene exactamente en la imaginación de las personas la imagen de un esqueleto, vestido con una túnica negra suelta y con una trenza afilada. Sin embargo, puede resolverlo si lo desea.
Muerte negra
A mediados del siglo XIV, desde Asia hasta Europa, hasta el norte de África y la isla de Groenlandia, hubo una muerte con una guadaña en forma de peste bubónica. Según una versión, apareció en algún lugar del desierto de Gobi, como resultado de un fuerte cambio climático como resultado de la Pequeña Edad de Hielo.
Primero, China e India se asombraron, luego Europa se familiarizó con este terrible fenómeno, donde penetró junto a los comerciantes y conquistadores mongoles. Según las estimaciones más conservadoras, alrededor de 60 millones de personas se convirtieron en víctimas de la plaga. Luego hubo pandemias repetidas en 1361 y 1369.
La medicina medieval no pudo hacer frente a la plaga, y esto condujo al florecimiento de supersticiones, cultos paganos y persecución de envenenadores. Fue durante estos tiempos cuando apareció la primera imagen de la muerte, familiar para la gente moderna. Por primera vez se hizo sentir en Alemania en forma de una trama alegórica en pintura y literatura: "Danza de la muerte". Luego, durante el Renacimiento, la imagen se hizo familiar en toda Europa.
Albrecht Durer, un grabador de renombre internacional que creó más de una obra de arte, hizo una contribución especial. Muchas de sus obras tienen como ejemplo la ya canónica representación de la muerte. Camina por el suelo y corta a la gente como espigas de centeno. Esta forma de imagen fue adoptada por otros maestros y se desarrolló gradualmente hasta el estado actual. Hoy en día, casi nadie imagina la muerte de otra manera, al menos en el entorno europeo.
Simbolismo del oído
En la antigua Grecia, las ideas del Antiguo Egipto, la oreja se identificaba, entre otras cosas, con la persona misma. Cómo caían las semillas al suelo, cómo nacía un brote de la tierra sucia, cómo se recogía, se trillaba, se convertía en pan.
Todo estaba lleno de un significado profundo. La oreja ascendente también tenía un símbolo fálico y metamorfosis peculiares de padre e hijo. Tan pronto como le cortaron la oreja, como si un marido se estuviera muriendo y fuera despedazado por un mayal, pasó al olvido para renacer como un nuevo hijo.
Por supuesto, la muerte con una guadaña es un claro simbolismo del segador, cortando a la gente como orejas en un campo y recogiendo su gran cosecha.