El nombre de Monica Lewinsky se dio a conocer en todo el mundo gracias al escándalo sexual en el que se vio envuelto el presidente de Estados Unidos. A pesar de que esta historia tuvo lugar a mediados de los 90 del siglo pasado, todavía se recuerda en la actualidad.
Antecedentes del escándalo
Monica Samill Lewinsky ha sido pasante en la Casa Blanca desde 1995. Como ella misma admitió más tarde, su mayor sueño era estrechar la mano del presidente estadounidense Bill Clinton. Al llegar en 1995 como empleado del departamento de letras, Lewinsky logró no solo conocer a Clinton, sino también atraer su atención. Como se supo más tarde, durante la pasantía, Monica Lewinsky entabló una relación sexual con el presidente, que duró hasta 1997, cuando Lewinsky fue trasladado a trabajar en el Pentágono. Sin embargo, hay evidencia de que Clinton y Monica se conocieron después de que la niña fuera a promocionarse.
De una forma u otra, Monica Lewinsky habló sobre su relación con la presidenta de una de las empleadas del Pentágono llamada Linda Tripp. Lewinsky no sabía que Linda estaba grabando todas sus conversaciones en una grabadora, así que fue bastante franca. Después de recibir información incriminatoria, Linda entregó las cintas al abogado Kenneth Starr. Cabe señalar que el nombre Tripp se asoció con varios otros escándalos políticos de esa época, pero no se conocen sus motivos ni el grado de participación. Kenneth Starr realizó una investigación independiente, durante la cual, en particular, Lewinsky le entregó su vestido, manchado con el fluido seminal de Clinton. Este vestido se convirtió en la única evidencia física de que la conexión realmente tuvo lugar. Starr dio a conocer los resultados de la investigación, lo que obligó al presidente en 1998 a confesar que tenía una "relación inapropiada" con Monica Lewinsky.
Exposición y consecuencias
Algún tiempo antes, Bill Clinton ya había sido interrogado por investigadores en una ocasión similar y declaró bajo juramento que no tenía ninguna relación con Lewinsky. La discrepancia en el testimonio dio lugar a acusar a Clinton de perjurio, lo que, a su vez, permitió iniciar el procedimiento de acusación, es decir, la terminación anticipada de los poderes presidenciales. Sin embargo, el Senado de Estados Unidos absolvió al presidente al permitirle trabajar hasta el final de su mandato. Sin embargo, su reputación se vio empañada.
En cuanto a la propia Mónica, en 1999 se disculpó públicamente por su participación en este escándalo, diciendo que no quería tal desarrollo de los hechos. Durante un tiempo estuvo en la cima de la popularidad: escribió un libro, fue invitada a numerosos programas de entrevistas e incluso condujo un programa de televisión. Pero unos años después, resultó que Lewinsky estaba deprimida y su vida no iba bien.
Monica trató de encontrar su vocación e incluso lanzó una colección de bolsos de mujer a la venta, pero se vendieron bastante mal. Tampoco pudo establecer su vida personal, ya que el eco de un escándalo sexual la persigue hasta el día de hoy. Por las mismas razones, intenta evitar las actividades públicas, pues teme la persecución y el ridículo. Por el momento, no tiene un trabajo fijo, no está en una relación, y en una entrevista concedida por una de sus amigas, se afirma que Lewinsky aún tiene tiernos sentimientos por Bill Clinton.