En poesía y prosa, hay combinaciones asombrosas de palabras que se pueden leer en diferentes órdenes. Los nombres de frases tan interesantes son: palíndromo, anacíclico y reverso.
¡La palabra mágica es palíndromo! En la antigüedad, los palíndromos se consideraban amuletos. "El sembrador de Arepo tiene dificultades para sujetar las ruedas". Por qué y por qué esta misma Arepa sostiene las ruedas, no importaba, pero a partir de estas palabras se pudo componer un asombroso cuadrado mágico. Se puede leer tanto horizontal como verticalmente, de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha y viceversa. Y escribieron este cuadrado en las paredes de las casas, considerándolo un talismán contra los malos espíritus y todo tipo de enfermedades.
A muchos escritores les gustaban los palíndromos. Probablemente recuerde el cuento de Tolstoi "Pinocho", cuando el pobre Pinocho fue atormentado por escribir una frase mágica. Entonces un palíndromo son frases en las que se leen letras tanto de izquierda a derecha y viceversa, y no se tienen en cuenta el acento ni la puntuación. También hay una especie de palíndromo muy divertido, en el que, si lees las palabras al revés, el significado cambia al contrario. Bryusov creía que los palíndromos dan un ritmo especial al verso. Siempre sorprenden y dejan una sensación de algún tipo de participación en la magia.
En poesía, hay una forma aún más interesante, donde el signo no es una letra, sino una palabra. "Anacíclico" es lo que se llama esta forma. Este es un poema que se lee de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha y viceversa, en palabras, no en letras. En este caso se conservan la rima y el orden de presentación.
Existe una forma aún más compleja en la que la rima, en contraste con el enaciclo, cambia. Tal poema se lee tanto desde el principio como desde el final. El significado permanece, pero la presentación, o más bien el orden de presentación, cambia a medida que cambian las rimas y las rimas. Esta forma se llama "inversa".