Durante toda la larga historia de su existencia, el hombre ha dominado los rincones más remotos del planeta. Sin embargo, el reasentamiento de la humanidad no se produjo de inmediato, sino que se prolongó durante milenios. En busca de los mejores lugares para vivir, la gente tuvo que superar distancias gigantescas por tierra y mar.
Hoy, el número de habitantes de la Tierra supera los 7 mil millones de personas, y el crecimiento más rápido en el número comenzó a ocurrir solo en el siglo anterior al pasado. Ahora es difícil imaginar que en los albores de la civilización el planeta estuviera habitado por unas pocas tribus de cazadores primitivos que gradualmente se asentaron por todo el territorio apto para habitarlo.
La mayoría de los arqueólogos e historiadores coinciden en que el África ecuatorial fue el lugar de nacimiento de los antepasados del hombre moderno. En este continente, hace más de dos millones de años, la raza humana emergió del mundo animal, como lo demuestran numerosos hallazgos paleontológicos. África es el único continente donde los científicos han encontrado casi todas las formas de transición desde un ser humano primitivo hasta su forma moderna. A partir de aquí comenzó el camino del hombre hacia otros continentes.
Sin embargo, hay evidencia que sugiere que en la antigüedad hubo varios centros de civilización en el planeta. Por ejemplo, en el territorio de Eurasia, se encontraron los restos de representantes de una de las especies humanas más antiguas. Pero estos hallazgos tienen poco que ver con las características de la rama de la que se ha ido la humanidad moderna. Es muy posible que en este caso sea más correcto hablar no del segundo centro independiente del surgimiento del Homo sapiens, sino solo de una serie de ondas de dispersión, que se extienden a lo largo de muchos miles de años.
Los estudios arqueológicos y geológicos sugieren que hace 70 mil años, tuvo lugar una erupción volcánica extremadamente fuerte en el planeta. La consecuencia de este evento fue el cambio climático y una fuerte disminución en el número de animales. En busca de comida, la gente se vio obligada a establecerse en territorios muy vastos.
La primera gran ola migratoria, que comenzó hace 60 mil años, se dirigió hacia Asia. De aquí el hombre llegó a Australia y las islas de Oceanía. Hace unos 40 mil años, aparecieron personas en Europa. Después de otros cinco milenios, el hombre llegó al estrecho de Bering y terminó en el territorio de América, cuyo asentamiento completo tardó unos 20 mil años.
La dispersión a largo plazo de la humanidad en todos los continentes condujo a la formación de varios grandes grupos distintos, llamados razas. Al estar muy distantes entre sí, estos grupos se aislaron gradualmente y sus representantes adquirieron rasgos externos característicos. El aislamiento de los pueblos también afectó las características de su cultura.
