En las primeras etapas de la existencia del planeta, tuvo lugar el desarrollo de una geosfera sin vida, la capa de la tierra. Su aparición estuvo influenciada únicamente por terremotos, volcanes, movimientos de la corteza terrestre, etc. Con el surgimiento de la vida, la materia viva, al principio lenta y débilmente, y luego cada vez más rápidamente comenzó a influir en los procesos geológicos de la Tierra.
Instrucciones
Paso 1
Al principio, los organismos vivos se alimentaban de compuestos orgánicos del océano primario. El dióxido de carbono se liberó a la atmósfera como subproducto. Cuando se agotaron las reservas del océano, los microorganismos aprovecharon la capacidad de sintetizar compuestos orgánicos a partir del hidrógeno presente en la atmósfera y el dióxido de carbono acumulado en ella.
Paso 2
Como resultado de la actividad vital de estos microorganismos, se liberó metano a la atmósfera. Bajo la influencia de la luz ultravioleta, nuevamente se convirtió en compuestos orgánicos y regresó al agua.
Paso 3
Cuando se agotaron las reservas de hidrógeno en la atmósfera, la fotosíntesis se convirtió en una nueva fuente de energía. En las primeras bacterias fotosintéticas, procedió sin evolución de oxígeno.
Paso 4
Cuando aparecieron organismos con un mecanismo de fotosíntesis más perfecto, comenzó a liberarse oxígeno a la atmósfera. Para los organismos vivos de esa época (principalmente anaerobios), era el veneno más fuerte. Al final, no solo fue "neutralizado", sino que también comenzó a usarse para obtener energía; así es como apareció la respiración de oxígeno.
Paso 5
En las capas superiores de la atmósfera, el oxígeno se convirtió en ozono bajo la influencia de los rayos ultravioleta y, a medida que se acumulaba el ozono, se formó un escudo de ozono confiable que protegía al planeta de la dañina radiación ultravioleta. Gracias a esto, los organismos vivos llegaron a la tierra y la poblaron.
Paso 6
En la biosfera, los procesos de síntesis y descomposición de sustancias orgánicas se desarrollan continuamente. Los ciclos de estas sustancias aseguran la estabilidad del funcionamiento de la biosfera. El equilibrio entre los procesos de descomposición y síntesis se estableció al final del Mesozoico, el comienzo del Cenozoico, y hace unos 2,5 millones de años aparecieron las primeras personas. Ahora la humanidad está creando un entorno casi artificial para su habitación, y el factor antropogénico se ha convertido en una poderosa fuerza impulsora en la evolución de la vida en la Tierra.