Los fósforos se inventaron hace relativamente poco tiempo, a principios del siglo XIX. Pero se volvieron realmente seguros solo después de muchos experimentos con la composición incendiaria. También se han probado una variedad de materiales a lo largo de las décadas para la pajita a la que se aplica la mezcla química. Resultó que no toda la madera se puede utilizar en la fabricación de fósforos.
¿De qué madera están hechos los fósforos?
La base tradicional de un fósforo es un palo de madera, llamado pajita en la jerga profesional. Tiene tal longitud que resulta cómodo sostener el fósforo en la mano. Se aplica una cabeza a la punta de la barra, que contiene una mezcla de productos químicos especialmente seleccionados que son los más adecuados para obtener una llama uniforme.
En el curso de numerosos experimentos, se descubrió que el álamo temblón es el mejor material para hacer la base de un fósforo. Su madera tiene una estructura homogénea, es fácil de cortar en cualquier dirección. Los espacios en blanco de Aspen se pueden dividir fácilmente en pedazos. Esta madera también absorbe y retiene muy bien los compuestos químicos.
Los fósforos de álamo temblón no desprenden hollín, arden con una llama uniforme y son muy inflamables. Donde el álamo temblón es raro, se utilizan otros árboles con propiedades similares, como aliso, álamo, tilo o abedul. Pero el pino y el abeto no son adecuados para la producción de fósforos: su madera resinosa puede incendiarse cuando la materia prima se seca, y estos fósforos arden con una llama desigual.
Cómo se hacen las coincidencias
El material para la fabricación de una base de fósforos se cosecha, por regla general, en la temporada de invierno. Durante este período, los troncos de los árboles tienen la humedad más adecuada. Los árboles se desprenden de las ramas, se cortan en troncos y se entregan a la fábrica de fósforos. Aquí, los espacios en blanco se clasifican cuidadosamente, rechazando aquellas muestras que no cumplen con los requisitos de las normas.
La paja en sí está hecha de chapa, que se quita con una capa delgada de los troncos con cuchillos largos. Para hacer esto, se sujeta un tocón de madera de ambos lados desde la parte final y se pone en rotación. Un cuchillo afilado, que se lleva a la pieza de trabajo, elimina una capa delgada llamada chapa del bloque de álamo en cuestión de segundos. Desde el exterior, este proceso se asemeja al desenrollado muy rápido de un rollo de papel grueso.
En el siguiente paso, la chapa de álamo temblón se corta en dirección transversal y longitudinal. El resultado son pajitas, palitos delgados idénticos, que se convertirán en la base de futuros partidos. Ahora las piezas de trabajo están impregnadas con compuestos especiales que evitan la combustión. Después de esta operación, los palos se cargan en un tambor, donde se pulen, interactuando entre sí.
Después de una molienda completa, la base del futuro partido está casi lista. Comienza la siguiente etapa de producción, que incluye una serie de operaciones tecnológicas y procesos químicos bastante complejos. Como resultado, nacen los partidos familiares, tan indispensables en la vida cotidiana.