La contaminación del aire ha sido un problema en Londres durante cientos de años. En 1952, el smog mató a más de cuatro mil personas en la capital de Inglaterra, lo que obligó al gobierno a tomar medidas para remediar la situación. A fines del siglo pasado, la situación había mejorado significativamente, sin embargo, incluso ahora Londres sigue enfrentando las mismas dificultades de vez en cuando.
El smog se ha combatido en Londres desde el siglo XIV, cuando el rey Eduardo emitió un decreto que prohíbe la quema de carbón en la ciudad debido al fuerte humo que genera. Desde entonces, ha habido muchos intentos de librar a la capital del Reino Unido del smog, por momentos la victoria parecía casi ganada. Sin embargo, el smog sigue recordándose a sí mismo a los habitantes de Londres hasta el día de hoy.
¿Por qué no se observa esta situación en otras ciudades del mundo? El problema de Londres es la situación meteorológica desfavorable ocasional. La ausencia de inversión de viento y temperatura, en la que la temperatura del aire a una altitud de varios cientos de metros no disminuye, como suele ser el caso, sino que aumenta, conduce a una interrupción en la circulación de las corrientes de aire. Como resultado, el humo y los contaminantes no pueden elevarse y acumularse en altitudes bajas. En tal situación, incluso las emisiones relativamente pequeñas crean una concentración cada vez mayor de sustancias nocivas.
Lo peor para Londres fue a principios de diciembre de 1952, cuando, como resultado de una fuerte ola de frío y la presencia de un anticiclón, se crearon las condiciones favorables para la formación de smog. Emisiones industriales mezcladas con humo de chimeneas, humo venenoso envolvieron las calles de la ciudad. La visibilidad no superó los pocos metros, en algunas zonas bajó a los treinta centímetros. El smog se disipó cuatro días después, tiempo durante el cual murieron más de cuatro mil londinenses. Aproximadamente ocho mil más murieron en las próximas semanas a causa de una enfermedad pulmonar.
Desde entonces, se ha librado una lucha despiadada contra el smog en Londres. Hoy en día, el aire en la capital del Reino Unido se considera muy limpio en comparación con las capitales de otros países. Esto se ve facilitado por el sistema desarrollado de transporte público, incluido el electrificado, la popularidad del ciclismo entre los londinenses. Finalmente, en la capital de Gran Bretaña, las estufas ya no se calientan como se calentaban hace medio siglo.
A pesar de las medidas tomadas, todavía no es posible evitar por completo la aparición de smog. Cada vez que se desarrolla una situación meteorológica desfavorable en la ciudad, el contenido de sustancias nocivas en el aire comienza a aumentar constantemente. Sin embargo, consecuencias tan catastróficas como las que hubo hace sesenta años ya no pueden existir en Londres.
