Quedarse dormido siempre es agradable. La persona se acuesta en una cama cómoda, apaga la luz y cierra los ojos. Las imágenes, tejidas a partir de las impresiones del día anterior, comienzan a destellar ante mis ojos. Gradualmente, los pensamientos se confunden, se vuelven cada vez menos claros y la persona se queda dormida. El momento de transición de la vigilia al sueño pasa imperceptiblemente.
¿Qué pasa cuando te duermes?
A principios del siglo XX, los científicos sugirieron que una sustancia especial se acumula en el cerebro humano durante la vigilia: la toxina hipnótica, "o veneno para dormir". Los investigadores franceses Pieron y Legendre realizaron una serie de experimentos con perros y se aseguraron de que la máxima cantidad de toxina hipnótica se acumulara en el cuerpo humano en el momento de quedarse dormido. Durante el sueño, el "veneno del sueño" se neutraliza y desaparece por la mañana. Los científicos extrajeron sangre de perros que no habían dormido durante mucho tiempo y la vertieron en perros dormidos. Poco después de la transfusión, los perros dormidos comenzaban a bostezar y a quedarse dormidos. Sin embargo, Pieron y Legendre no lograron aislar el "veneno somnoliento" de la sangre de los sujetos de prueba.
La teoría expresada por los franceses cuenta con el apoyo de muchos científicos. Creen que quedarse dormido ocurre como resultado de dos procesos. En primer lugar, una persona se ve afectada por una sustancia aún desconocida, llamada convencionalmente toxina hipnótica. En segundo lugar, al final del período de vigilia, los centros activos del cerebro que son responsables del proceso de pensamiento, la reacción, la recepción y el procesamiento de la información se apagan gradualmente.
Cuando el reloj interno se acerca a cierto punto, la persona comienza a querer dormir. Se abre una hipotética "puerta de entrada al sueño", que hace posible que la conciencia se desconecte y escape de la realidad. En presencia de factores favorables (silencio, oscuridad y comodidad), los centros inhibidores suprimen los centros activos del cerebro y comienza el descanso. En un sueño, la toxina hipnótica se neutraliza, los centros activos reanudan su trabajo y, cuando se cierra la "puerta del sueño", la persona se despierta del menor estímulo.
Teoría astral
Además de la versión científica, también existe la teoría astral del sueño. Según esta teoría, una persona en el momento de dormirse se va a otro mundo. El consciente se apaga y el inconsciente sale a la luz. Para controlar o al menos "atrapar" el momento de la transición, no puede prescindir del entrenamiento. Se sabe que algunas personas pueden despertarse a voluntad, teniendo una pesadilla o habiendo programado su "despertador interno" de antemano para un tiempo determinado. Asimismo, se puede entrenar la capacidad de controlar la transición.
Cuando te vayas a la cama, trata de mantener tu conciencia en la superficie. Es importante sentir la delgada línea que separa la vigilia y el sueño. En ese momento, cuando los pensamientos comiencen a confundirse, encienda su fantasía y lleve una imagen al escenario de la conciencia. Si logra hacer esto, entonces puede asumir que ha logrado "atrapar" el momento de quedarse dormido.