El diamante es la sustancia más dura que se encuentra en la naturaleza. Sin embargo, también se procesan, cortan, facetan, muelen y pulen utilizando otros diamantes diseñados para este mismo propósito.
Se cree que los antiguos hindúes fueron los primeros en procesar diamantes. Notaron que si frotas dos piedras juntas, comienzan a moler y su brillo aumenta notablemente. Este proceso llegó a Europa mucho más tarde, en el siglo XV. En este momento, el joyero del duque Ludwig van Breckem comenzó a cortar diamantes. La primera copia se llamó "Sansi".
En el siglo XVII, la tecnología llegó al punto en que los diamantes aprendieron a cortar. Las primeras sierras se parecían a un simple alambre de hierro, pero su superficie estaba saturada de polvo de diamante. El proceso de aserrado en sí tomó un tiempo increíblemente largo. Por ejemplo, el diamante Regent, que pesaba 410 quilates, tuvo que cortarse durante 2 años, utilizando una cantidad increíblemente grande de polvo de diamante.
Procesamiento moderno
En el mundo moderno, los diamantes se cortan con máquinas especiales, en las que las varillas de bronce con un grosor de no más de 0,07 mm giran muy rápidamente. Al mismo tiempo, se alimenta continuamente al disco una suspensión especial de diamante. Además, con la ayuda de instalaciones modernas, es posible proporcionar descargas eléctricas, ultrasónicas, láser y otros tipos de procesamiento.
Cortar diamantes para hacer diamantes pulidos se considera el proceso más difícil y responsable. Se realiza mediante un disco de cobre que gira a una velocidad increíble. Se presionan pequeños diamantes en él, lo que hace posible lograr una claridad tan increíble. Con menos frecuencia, se utilizan un disco de hierro fundido y polvo de diamante diluido en aceite de oliva.
La forma de la piedra y la disposición de las caras se realizan de tal forma que la luz que incide sobre la piedra no la atraviesa, sino que se refleja en todas las superficies internas. Esto permite un juego de luces increíble.
Dificultades para cortar
Vale la pena señalar que cortar un diamante no solo es un proceso difícil, sino también muy largo. Las piedras grandes se pueden procesar durante varios meses, mientras que las únicas, durante varios años. La masa del diamante durante estas operaciones puede disminuir tres o dos veces, pero el valor de la piedra en sí aumenta mucho más.
Por lo tanto, los joyeros no solo deben ser buenos artesanos, sino también excelentes matemáticos. Antes de continuar con el procesamiento, la forma futura del diamante se calcula cuidadosamente con la condición de máxima transmisión de luz y conservación de la mayor masa. Sin embargo, si los joyeros anteriores tenían que hacer todo de forma manual, ahora cuentan con una gran ayuda de las computadoras, que les permiten automatizar este proceso.