En una sociedad de consumo, un papel importante lo juegan no solo los costos necesarios para la supervivencia, sino también varios elementos que demuestran el estado de su propietario. Las cosas de estado son el marcador mediante el cual las personas crean su primera impresión de sí mismas.
Las cosas como una forma de mostrar el estado
El concepto de estatus apareció en la antigüedad, cuando los representantes de diversos estratos sociales necesitaban ciertos atributos que permitieran determinar de manera inequívoca su afiliación social y profesional. El estatus en la sociedad no siempre dependió directamente de la riqueza; por ejemplo, en la Edad Media, el derecho a portar armas era prerrogativa de la clase noble, y ninguna riqueza ayudaría a un plebeyo a aprovechar esta oportunidad.
Con el tiempo, la pertenencia a una clase en particular comenzó a desempeñar un papel menor y, en el mundo moderno, las capacidades materiales son prácticamente el indicador de estatus más importante. La posición en la sociedad depende directamente de los ingresos y está determinada por la cantidad de dinero que una persona puede gastar en demostrar su estatus. Por regla general, los artículos de estado son artículos cuyo costo es claramente superior al precio adecuado para su funcionalidad. Estos artículos pueden incluir automóviles, teléfonos, relojes, trajes y corbatas, suministros de oficina, muebles e incluso viviendas.
Las cosas de estado incluyen no solo objetos materiales. La posición en la sociedad se evidencia por la elección de un lugar para pasar las vacaciones, y la factura promedio en un restaurante y la escuela en la que el niño está estudiando.
Existen ciertas reglas que establecen los niveles de costo mínimo para ciertos elementos de estado de acuerdo con los ingresos de su propietario. Por ejemplo, el precio de un reloj debe ser igual a la suma de los ingresos mensuales y el valor del automóvil debe ser igual al salario anual. Desafortunadamente, muchas personas intentan alcanzar una posición más alta en la sociedad de la que realmente ocupan, por ejemplo, comprando un automóvil o un teléfono demasiado caro a crédito. La idea de las cosas de estatus es precisamente que su adquisición o pérdida no es un problema vital para una persona, sino que es solo un gasto necesario.
Conceptos erróneos sobre cosas de estado
El problema de la sociedad moderna es que la gente considera erróneamente la adquisición de tal o cual cosa como una forma de aumentar su estatus, aunque en realidad es todo lo contrario: la posición en la sociedad se convierte en la razón por la que una persona se ve obligada a comprar cosas de estatus en orden para corresponder a un cierto nivel. La razón de esta idea errónea radica en el marketing agresivo: numerosos comerciales literalmente convencen a las personas de que un reloj o un automóvil caro pueden cambiar su estado.
La gente verdaderamente rica puede darse el lujo de no perseguir cosas de estatus. Por ejemplo, el fundador de IKEA prefiere viajar en transporte público y volar en clase económica.
El mayor error en el deseo de una persona de demostrar un estatus más alto de lo que realmente es es la adquisición de copias baratas de elementos de estatus. Esto es especialmente cierto en el caso de modelos conocidos de relojes de pulsera, que muchos fabricantes en China se comprometen a falsificar. El problema aquí es que las personas que ocupan una posición realmente alta en la sociedad prestan atención de inmediato a tales intentos de irrumpir en su círculo. Naturalmente, la opinión de una persona que puede usar una copia barata de una marca conocida se estropea automáticamente, por lo que es mucho mejor usar un reloj que pueda pagar por su estado.