El roble es la personificación de la sabiduría, la fuerza y el poder. En principio, la biología como ciencia se solidariza con esto: los robles alcanzan tamaños enormes, tanto en longitud como en anchura. En el centro de Rusia, no hay otros árboles que superen el tamaño de estos gigantes. Pero, a pesar de su impresionante tamaño, las flores de estos árboles son bastante pequeñas y discretas.
Condiciones para los robles en flor
El roble es un árbol en flor, pero la aparición de flores en él es un fenómeno poco frecuente. En la naturaleza, las primeras flores florecen en estos árboles cuando alcanzan la edad de veinte años, y algunos robles en general pueden florecer solo a la edad de cincuenta. Y el árbol en sí florece bastante tarde: mientras los abedules ya se visten con su follaje primaveral, los robles apenas comienzan a ponerse verdes. A menudo se ven obstaculizados por el frío, por lo que les encanta volver en esta época del año (en abril y mayo).
Se notó que el roble florece solo cuando sus hojas son aún pequeñas: en este momento los árboles mismos parecen estar vestidos con el más fino encaje verde, que no puede dejar de complacer a la vista. El mes típico de su floración es mayo, pero todo depende de la climatología: si hace frío en mayo, la floración de los robles se pospone hasta mejores épocas. La opinión es errónea de que las flores de roble deben ser hermosas y, lo más importante, grandes. Las flores de este árbol son pequeñas y discretas.
Cabe destacar que en el centro de Rusia, los robles no dan frutos en abundancia, como ocurre en otros países con climas cálidos o templados. En Rusia, la mayoría de estos árboles dan frutos una vez cada 5-7 años. A pesar de todo su poder y fuerza, la fructificación para estos gigantes es una tarea muy onerosa que requiere mucho de ellos: sus bellotas grandes y pesadas necesitan ciertos nutrientes.
Inflorescencias de roble pistiladas y estaminadas
El roble, como otras plantas, tiene inflorescencias estaminadas y pistiladas. Las flores del estambre son masculinas, recogidas en inflorescencias peculiares, que se asemejan a amentos de color amarillo verdoso que cuelgan de las ramas. Forman paquetes enteros, prácticamente no diferentes de las hojas jóvenes.
Las flores pistiladas son femeninas. Encontrarlos en un roble es muy difícil y, a veces, simplemente imposible. Son flores bastante pequeñas, del tamaño de la cabeza de un alfiler. Exteriormente, la flor femenina se asemeja a un grano verdoso apenas perceptible con una parte superior rojo carmesí. Pueden ubicarse una a la vez o dos o tres flores en los extremos de tallos delgados especiales. De estas flores femeninas se forman las bellotas en otoño.
Estas pequeñas flores de roble experimentan un desarrollo bastante complejo desde la primavera más temprana hasta principios del otoño. Tan pronto como florecen, las flores femeninas comienzan a crecer en una pequeña capa ahuecada, y luego aparecen las bellotas. Ya a finales de otoño, las bellotas maduras comienzan a caer abundantemente al suelo. Sus copas permanecen en el árbol otoñal. Vale la pena señalar que las bellotas no son semillas de roble, sino frutos. Esto se evidencia por su apariencia del pistilo de la flor.