El Museo Erótico Point G está ubicado en el mismo centro de Moscú y cubre un área de más de 800 metros cuadrados. Combina una exposición de arte erótico contemporáneo y un hipermercado para adultos. Los líderes y empleados de esta institución se pronunciaron en apoyo del notorio grupo Pussy Riot, que realizó una oración punk en la Catedral de Cristo Salvador. El 28 de agosto de 2012, el edificio fue atacado. Hasta ahora, las fuerzas del orden y el público están tratando de averiguar quién atacó el museo erótico.
El ataque tuvo lugar la noche del 28 al 29 de agosto de 2012. Dos jóvenes, sin cubrirse el rostro con máscaras, acompañados de un hombre con cámara, irrumpieron en las instalaciones del museo "Punto G", ubicado en el Arbat. En sus manos, uno de los jóvenes sostenía el arma principal: un ladrillo. Amenazando con una piedra, los jóvenes se dirigieron directamente al administrador del museo. La chica que trabajaba esa noche abandonó el lugar a toda prisa, temiendo por su vida.
Según el director del Museo de arte erótico "Point G", Alexander Donskoy, esta acción fue llevada a cabo por opositores del notorio grupo Pussy Riot. En el edificio aparecieron jóvenes acompañados de un grupo de apoyo. Uno de los atacantes llevaba un libro con una cruz en la portada. Los activistas no tocaron ninguna de las exhibiciones y se fueron, dejando el ladrillo que habían traído en la recepción.
Los periodistas ya han logrado llamar a este grupo de personas "activistas ortodoxos" que organizan una especie de acción de protesta para aquellos que se atrevieron a hablar en apoyo de las niñas, las autoras del infame servicio de oración punk, en los tribunales. Por ejemplo, también aparecieron en Teatre.doc, donde se estaba montando una actuación sobre Pussy Riot en un intento de interrumpir el evento.
Sin embargo, según el mismo Alexander Donskoy, quienes atacaron el Museo de la Erótica son mercenarios que llevan a cabo sus acciones por encargo por una determinada tarifa. Sus peculiares discursos también fueron evaluados negativamente por blogueros que sugirieron que estas personas están comprometiendo deliberadamente a la Iglesia Ortodoxa Rusa. Estas acciones retratan a los verdaderos cristianos como hooligans y los ponen a la par con Pussy Riot y el movimiento Femen.
Hoy, podemos concluir que estos activistas no son un escuadrón formado para la protección de los santuarios ortodoxos. Esta iniciativa fue realizada por el jefe del movimiento "Santa Rusia". Ivan Otrakovsky sugirió organizar patrullas ortodoxas especiales que estarían en las calles de Moscú para evitar cualquier intento de profanar sacerdotes o monumentos. Una reserva especial fue que los vigilantes no mostrarían agresión o violencia física.