El calendario moderno se creó de tal manera que se acercara lo más posible al tiempo astronómico real. Sin embargo, hay algunas rarezas en el calendario que son bastante difíciles de entender. Por ejemplo, pocas personas saben por qué solo hay 28 días en febrero.
El calendario moderno, utilizado en casi todas partes, tiene su origen en las tradiciones romanas. En el primer calendario romano, el año era mucho más corto que el actual y constaba de solo diez meses. Febrero no estaba entre ellos.
Durante la época de Julio César, se creó un nuevo sistema de calendario, mucho más consistente con la posición del Sol y la Luna en relación con la Tierra en diferentes épocas del año. Este calendario fue compilado por astrónomos egipcios y fue introducido oficialmente en el territorio del Imperio Romano a partir del 45 a. C. Por el nombre del emperador, comenzó a llamarse "Juliano". Según él, se introdujo el concepto de años bisiestos. En un año normal, febrero tenía veintinueve días y en un año bisiesto treinta.
Además del cambio en el número de días, también se han cambiado los nombres de algunos meses en el calendario. En particular, julio, anteriormente conocido simplemente como "el quinto", ha sido rebautizado en honor a Julio César, quien nació ese mes.
Después de que su sucesor, Octavio Augusto, llegara al poder, las reformas del calendario no terminaron. Este gobernante también quiso inmortalizar su nombre en la cronología. En el año 8 a. C., el Senado romano propuso nombrar el mes en honor al gobernante, que fue llamado el "sexto". Se conoció como agosto. Muchos cronistas e investigadores desde la Edad Media creían que agosto originalmente consistía en treinta días, y el emperador, que quería que su mes no fuera más corto que julio, le agregó un día, tomándolo de febrero. Como resultado, febrero se hizo aún más corto y llegó al número actual de días.
Sin embargo, varios investigadores modernos refutan esto. Creen que agosto originalmente consistía en treinta y un días, y febrero se acortó antes para alinear el calendario con las estaciones y la posición de los cuerpos celestes. Este punto de vista está confirmado por algunos documentos romanos antiguos.