La cuestión de la existencia del alma siempre ha causado mucha controversia. Científicos de todo el mundo han realizado una serie de estudios, durante los cuales lograron probar la presencia de alguna materia e incluso medir su peso.
¿Hay alma?
Los experimentos para encontrar evidencia de la existencia del alma han variado. En San Petersburgo, los científicos filmaron el aura de las personas moribundas con la ayuda de dispositivos especiales y llegaron a la conclusión de que después de la muerte, la capa de energía continúa existiendo y no desaparece con la vida del cuerpo.
Todas las religiones hablan con seguridad de la existencia del alma. Aunque nadie la ha visto ni tocado, los instrumentos de alta precisión recogen algunas señales específicas que indican la presencia de cierta entidad energética que continúa su vida después de la muerte física.
Otra evidencia fue un experimento realizado con agua, que demostró que la estructura del agua cambia si se deja al lado de una persona por un tiempo. Como saben, el agua tiende a almacenar una cantidad significativa de información al cambiar su estructura. Esto demostró que una persona tiene características energéticas únicas comparables a las huellas dactilares del cuerpo físico.
Heráclito en sus teorías decía que el alma humana es materia como el fuego y el aire. Hoy los científicos han llegado a la conclusión de que el alma contiene átomos, cuya densidad es más de 176 veces menor que la densidad del aire. Además, el alma, por así decirlo, envuelve a una persona y no tiene una ubicación exacta en el cuerpo físico.
Peso del alma
No hace mucho, un equipo internacional de expertos realizó una serie de estudios, que fueron llevados a cabo por Duncan McDougall en 1906. La esencia de los experimentos fue la siguiente: los pacientes moribundos se pesaron unos minutos antes de la muerte y en el momento de la muerte. En el momento de la muerte, el peso del paciente disminuyó drásticamente, y todo en la misma cifra: 21 gramos. Los escépticos intentaron refutar los resultados de este estudio, explicando la fuerte disminución de peso por procesos oxidativos que ocurren en el cuerpo de una persona moribunda. Los estudios llevados a cabo por científicos modernos que utilizan los últimos dispositivos han confirmado los resultados de los experimentos de McDougall: después de la muerte, el peso de una persona disminuye exactamente en 21 gramos.
Por lo tanto, la presencia de un alma en una persona se confirma indirectamente mediante métodos científicos. Sin embargo, los datos de la investigación generaron más preguntas que respuestas. Sin embargo, los creyentes sinceros nunca cuestionan la existencia del alma, mientras que los escépticos están desesperados por obtener hechos confiables y nuevas pruebas.