El posmodernismo es una tendencia en la filosofía y el arte de la segunda mitad del siglo XX. La posmodernidad se caracteriza por su atipicidad, en comparación con las etapas y fenómenos que la preceden en la vida mental y cultural de la sociedad.
Es interesante que el posmodernismo se posicione a sí mismo distanciándose de las tradiciones clásicas y no clásicas, siendo más bien posmoderno o posclásico.
De la historia del término
Se cree que el surgimiento del posmodernismo tuvo lugar en los años 60 y 70 del siglo XX. Surge como una reacción lógica a la crisis de las ideas de la era moderna. El impulso también fue servido por la llamada “muerte” de los superfundamentos: Dios (Nietzsche), el autor (Barthes), el hombre (humanitarismo).
El mismo término se utilizó por primera vez en la era de la Primera Guerra Mundial en la obra de R. Panvits, 1917, titulada "La crisis de la cultura europea". Posteriormente, en 1934, el término fue retomado por el crítico literario F. de Onis en su obra sobre una antología de poesía española y latinoamericana. Onis usó el término en el contexto de una respuesta a los principios del modernismo. Sin embargo, lograron darle al concepto incluso un sentido cultural general, como símbolo del fin de la dominación occidental en la religión y la cultura (Arnold Toynbee "Comprensión de la historia").
Entonces, el posmodernismo apareció en oposición al modernismo, accesible y comprensible solo para unos pocos representantes selectos de la sociedad. En pocas palabras, poniendo todo en la forma notoria y lúdica, el posmodernismo logra nivelar las diferencias entre la masa y la élite, es decir, derriba a la élite en las masas.
Posmodernismo filosófico
El posmodernismo en filosofía se caracteriza por una pronunciada gravitación no hacia el aspecto científico, sino hacia el arte. El concepto filosófico no solo comienza a ocupar posiciones marginales en relación con todo lo científico, sino que demuestra un caos conceptual total.
La "filosofía renovada" es desalentadora con su negación total. Según la filosofía del posmodernismo, la idea misma de objetividad y fiabilidad es absurda. Es por ello que el posmodernismo se percibe como un discurso marginal e irracional, detrás del cual, por regla general, no hay nada.
Según Baudrillard, la estética clásica se basaba en fundamentos tan fundamentales como: la educación, la autenticidad y fiabilidad indiscutibles, así como la trascendencia y el sistema de valores establecido. El sujeto es idéntico al creador, es la fuente de la imaginación y la "encarnación" de la idea. La esencia del posmodernismo está en la estética del simulacro ("una copia que no tiene un original en la realidad"). Se caracteriza por la artificialidad y la superficialidad, la anti-jerarquía y la ausencia de implicaciones profundas.
Posmodernismo en el arte
Existe una cierta dualidad con respecto al arte. Por un lado, hay una clara pérdida de tradiciones artísticas, lo que excluye toda continuidad. Por otro lado, existe una relación genuina con la moda, la cultura cinematográfica y la gráfica comercial. El único e indiscutible valor afirmaba la libertad del artista, absoluta e ilimitada.